Reseña: Jazz Matters: Sound, Place, and Time since Bebop
Este texto es una reseña del libro: Jazz Matters: Sound, Place, and Time since Bebop de David Ake, musicólogo, pianista y compositor. En el libro, Ake presenta un estudio de los significados del mundo del jazz, y de cómo se relacionan e interactúan todos sus actores en tres dimensiones: sonido, lugar y tiempo.
Jazz Matters: Sound, Place, and Time since Bebop. David Ake. 2010. Los Ángeles: University of California Press. x, 200 pp., imágenes, ilustraciones, ejemplos musicales, apéndices, notas, índex.
Jazz Matters: Sound, Place, and Time since Bebop es un libro acerca del jazz de la posguerra; sin embargo, no se trata de un libro convencional para la musicología o los estudios del jazz, pues este trasciende las expectativas del análisis musical y de la descripción histórica. Más allá de describir el jazz que surgió después del bebop, después de la década de los años cuarenta, a través de las notas, la forma, la armonía y otras características estrictamente musicales, David Ake, musicólogo, pianista de jazz y compositor, presenta un estudio de los significados del mundo del jazz; de cómo se relacionan e interactúan todos sus actores en tres dimensiones: sonido, lugar y tiempo.
Estas aproximaciones tan excepcionales invitan al lector a apreciar los distintos modos de ser del músico que está detrás de un performance. Ake no se limita a presentar un análisis musical de obras como “Giant Steps”, “My Favortie things”, “Afro-Blue” o “Ascension”, sino que describe en detalle cómo Coltrane es consistente en una improvisación con una armonía inusual y un tempo rápido; cómo se ausenta, se transforma y llega a ser un héroe; y, cómo trasciende, de tal forma que su sonido se integra al de los demás músicos en una masa sonora cuya densidad impide distinguir cada voz (p. 31). Los significados que aquí surgen llevan al lector a preguntarse por su escucha, a detenerse en sonoridades que no se suele asociar con la música, que resultan difíciles de describir, y que llevan a cuestionar ideas sobre las “fallas” que, en un mundo como el del jazz, se aclaman como virtudes. Sin embargo, Jazz Matters no solo estudia las sonoridades de los músicos más famosos o icónicos del jazz, como Coltrane y Davis, sino que también explora los significados que revelan otros músicos y agrupaciones menos conocidas y más recientes de este género. Tal es el caso de la banda Sex Mob y su estética carnavalesca, muchas veces ignorada y mal vista, pero cuyos aspectos indecorosos, sucios o vulgares permiten dar sentido a muchas manifestaciones del jazz.
Estas dimensiones configuran el hilo argumentativo y estructural de la obra, la cual se divide en dos partes: Sonido y Tiempo y Lugar y Tiempo. Desde un ángulo distinto y novedoso, Ake analiza los significados que subyacen a las sonoridades de los performances de John Coltrane y Miles Davis. En lugar de sumergirse en los mismos relatos reiterados, una y otra vez, en historias sucesivas del jazz, el autor presenta una interpretación de las subjetividades musicales en la obra de Coltrane. Además, se adentra en la percepción de los sonidos de las grabaciones de Davis, en particular el ejemplo de un crujido que se escucha en “Old Folks”, algo en lo que seguramente muchos no nos fijamos, pero que permite adentrarse en la manera en la que la gente escucha, evalúa y toca el jazz (p. 40).
A partir del mundo de los sonidos, Ake conduce al lector a los escenarios del jazz de la posguerra, de nuevo, bajo un lente atípico. El área rural norteamericana de los setenta, el campus universitario y la ciudad de la luz son esos entornos geo-culturales en los que se esconden muchos significados sobre el presente y el futuro del jazz. El autor lleva al lector a cuestionar la idea de este género como uno urbano, no solo de la ciudad, sino sobre todo de la calle y de los clubes nocturnos de Nueva Orleans, Chicago, Kansas o Nueva York. El sonido vuelve a ser protagonista pues, a medida que el jazz se transporta a otros escenarios, su sonido se modifica, como lo evidencian las sonoridades de Norah Jones y Keith Jarrett al evocar un “sonido rural americanizado” (p. 85).
«El autor presenta un estudio del sonido desde distintos enfoques novedosos que invitan al lector, bien sea un músico, musicólogo, académico, periodista, o alguien con un interés por el jazz, a cuestionar la forma misma en la que se escucha un performance de este género musical.»
La interrogante por el sonido del jazz lleva a la pregunta por los escenarios en los que se lleva a cabo. El desarrollo que el jazz tiene en París, aquel destino en el que muchos músicos de este género han buscado una vida y un trabajo, permite cuestionar la identidad estadounidense que yace en él. Asimismo, el jazz se ha movido de los clubes a las universidades (p. 103), lo que lleva a plantearse preguntas por su autenticidad, tanto de sus nuevos sonidos como de los nuevos lugares en los que se enseña o se ejecuta. Estas cuestiones tan polémicas no son resueltas por Ake, lo cual es de lamentar, pues su obra tiene el potencial y material para dar cuenta de ello y para iluminar las visiones escépticas que se sostienen al respecto. No obstante, hay que destacar su pragmatismo al tomar el campus universitario como una escena del jazz, y al sostener que este hecho, antes de cuestionarlo, hay que aceptarlo.
Jazz Matters es el resultado de un arduo e innovador trabajo musicológico por descifrar esos significados del jazz. El autor presenta un estudio del sonido desde distintos enfoques novedosos que invitan al lector, bien sea un músico, musicólogo, académico, periodista, o alguien con un interés por el jazz, a cuestionar la forma misma en la que se escucha un performance de este género musical. Si bien el carácter de esos enfoques puede resultar difícil de comprender (por ejemplo, las subjetividades en el caso de Coltrane), Ake insiste y expone diferentes ejemplos para hacer entender su punto. Paralelo a ello, los estudios de caso y entrevistas a diferentes actores de este mundo, músicos y no músicos, nutren su investigación sobre los significados que yacen en los escenarios del jazz.
Finalmente, la identidad estadounidense, asumida erróneamente como “americana”, es un tema permanente e insistente a lo largo del libro que, si bien se entiende debido al origen del jazz, considero que su uso es excesivo y en ocasiones pone en evidencia el sesgo nacionalista del autor. David Ake presenta distintos escenarios, reales e imaginados, del jazz en la actualidad, pero siempre vuelve sobre la identidad “americana”, incluso al mostrar escenas tan actuales como los programas universitarios, y París. El jazz de la posguerra ha llegado a muchos países en todos los continentes. Por tanto, hace falta abarcar otras escenas con el mismo rigor con el que abarca las estadounidenses, como es la escena del jazz latino y el asiático, que apenas se mencionan. Vale la pena hacerlo, ya que en estos lugares tal vez se encuentren otros actores, interacciones y sonoridades que iluminen nuevos significados de este fenómeno musical que llamamos jazz.